Hoy vamos a meditar sobre la
acogida que hay que dar a los pequeños. Pequeño es para Jesús el que necesita apoyo, el que tiene carencias y requiere de una mano amorosa. Mat 25:37-40.
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y venimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. No es solo, por tanto, el niño, sino toda persona que está en esa situación, lo es así, el pobre, el cesante, el enfermo, el perseguido, el excluido, el discriminado, todo aquel que necesita apoyo. Jesús pide que los pequeños, estén en el centro de las preocupaciones de la comunidad; mientras haya un “pequeño” (desvalido) en nuestro medio no podemos quedarnos tranquilos… en ellos, dice el Evangelio, sus ángeles en
el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial ¿No es esta una clara clave para nosotros y toda la Iglesia? ¡Qué gran interpelación la que nos ofrece El Señor en este día! Preguntémonos: en el día a día los pequeños ¿son acogidos en nuestras comunidades? Las personas más pobres de la iglesia y que ¿participan en nuestra comunidad? ¿Tienen nuestro apoyo?