Reflexión Pastoral (110224)
La transfiguración se refiere a la transformación de nuestro Señor Jesucristo al aparecer con el patriarca Moisés y el profeta Elías delante de sus discípulos Pedro, Juan y Jacobo (Mateo 17:1-13; Marcos 9:1-13; Lucas 9:28-36; 2 Pedro 1:16-18) Este hecho aconteció, seis días después de que el Señor les preguntara a sus discípulos quién decía la gente que Él era. A esta interrogante, les respondieron algunos decían que Elías, Juan el bautista, otros un profeta. (Mateo 26:18). Moisés representa a todos los creyentes que murieron después de la resurrección de Jesús y que serán resucitados en la Segunda Venida de Cristo, por lo tanto entrarán en el milenio (1 Tesalonicenses 4:13-16; Filipenses 3:20-21). La pregunta es por qué Moisés representa a este grupo y la respuesta es porque Moisés murió. También representa a la Ley. La presencia de Elías representa a todos los creyentes que entrarán en el milenio sin ver la muerte. Es decir, son aquellos que serán arrebatados como fue llevado Elías al cielo sin experimentar la muerte (1 Tesalonicenses 4:17; 1 Corintios 15:51-53). Asimismo, representa a los profetas, entonces la Ley y los profetas deben darle paso al Mesías. Los apóstoles Representan al remanente judío fiel que entrará al milenio con nuestro Señor Jesucristo. Este remanente será salvo. El profeta Ezequiel anunció esto (Ezequiel 37:21-28; Romanos 11:25-26)