El monte de Jehová representa un lugar espiritual más alto donde podemos estar más cerca de Dios. “Subimos al monte de Jehová” cuando nos preparamos y obedecemos los mandatos de Dios. Para lo cual es necesario tener un corazón puro, para lo cual debemos esforzarnos activamente por tener pensamientos buenos y virtuosos e intenciones rectas. Tal lo explica. Salmos 51:10-17. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Una persona que “suba al monte de Jehová” deberá ser honrada. Y persona de integridad. Pues como dice: Proverbios 10:9: El que camina en integridad anda confiado, pero el que pervierte sus caminos sufrirá quebranto. No podemos desconocer que: La vanidad es el orgullo excesivo o la admiración de la apariencia, las habilidades o los logros personales. En lugar de sentir vanidad, deberíamos tratar de ser humildes y modestos en lo que decimos, como nos vestimos y en la forma que tratamos a los demás. La humildad es uno de los principios predominantes que el Señor enseñó en las Bienaventuranzas. Él dijo a Sus discípulos. El enseño en el sermón del monte. Mateo 5:6. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.